TEATRO
El teatro de Tárraco fue construido entorno al año 10 a. C., y su abandono debe situarse a finales del siglo II d. C. El edificio acogía diversas fiestas anuales que comprendían espectáculos escénicos, danzas, cantos corales y representaciones de los más variados géneros (comedias, recitationes, canciones, pantomimos…). El teatro era, en definitiva, un espacio de encuentro y de comunión cívica para los ciudadanos romanos de Tárraco, un lugar común en el que poder expresar la adscripción de la sociedad al estado en el que las manifestaciones más profanas se imbricaban con las religiosas, como el culto imperial.
ALTAR DEDICADO AL CULTO IMPERIAL
En el año 1919 se encontró un altar monolítico de mármol blanco con la inscripción NUMINI AUGUST(i/orum). Actualmente la pieza está depositada en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. Este altar estaba situado en el centro de la orchestra del teatro y servía para dar cobertura material al culto imperial, manifestación cívico-religiosa difundida por todo el imperio a partir del gobierno de Augusto. Este altar o ara ejemplifica la estrecha vinculación de las ceremonias de culto imperial con los monumentales edificios públicos en época romana, especialmente en los teatros.
MARMOLIZACIÓN
En un segundo momento de la vida del teatro (mediados del siglo I d. C.) se procedió a la marmolización del edificio. El mármol, un material de prestigio, fue utilizado en el revestimiento de los nichos, exedras, canceles de protección y separación de la orchestra, y otros espacios. En la actualidad todavía pueden apreciarse placados de mármol en las primeras graderías de la imma cavea, un sector privilegiado reservado a los equites (caballeros), la élite urbana de Tárraco.
CÍCLOS ESCULTÓRICOS
Conjunto de esculturas recuperadas del entorno del teatro que decoraban la gran fachada escénica. Este dosier escultórico representa emperadores y/o miembros del consistorio imperial, sucediéndose en forma de ciclos dinásticos. Destaca una gran escultura de Augusto togado como sumo pontífice y sus herederos así como de Claudio, Nerón y Británico. También se documentan tres esculturas descalzas, vestidas con corazas, en actitud heroica, pertenecientes a la dinastía flavia (Vespasiano, Tito y Domiciano).
FACHADA POSTERIOR
Pese a que no se ha conservado la fachada del teatro de Tárraco, gracias al estudio de las proporciones de los restos arqueológicos y la existencia de numerosos paralelos arquitectónicos a lo largo de la geografía del Imperio, podemos restituir de forma aproximada esta fachada. Un caso ilustrativo es el teatro de Orange (Francia), construido en época de Augusto (principios del siglo I d. C.), que guardaría analogías respecto al de Tárraco.
FACHADA ESCÉNICA
La fachada escénica (scaenae fons) del teatro de Tárraco estaba estructurada en tres niveles o pisos. Pese a que no se ha conservado la entidad arquitectónica, a partir del análisis y el estudio de distintos elementos (columnas, capiteles, frisos, esculturas…) es posible restituir su fisonomía original. Diversos nichos alojaban en su interior esculturas pertenecientes a ciclos dinásticos imperiales, en concreto, se han recuperado restos correspondientes a las dinastías julio-claudia y flavia.
ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS
La gran fachada escénica (frons scaenae) del teatro de Tárraco ha podido restituirse gracias al laborioso trabajo de los arqueólogos a partir de diferentes elementos arquitectónicos recuperados del yacimiento. En la actualidad estos restos están depositados o expuestos en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. Se trata de un amplio dosier de basas, fustes y capiteles pertenecientes a columnas corintias, arquitrabes, cornisas y frisos epigráficos de diferentes tamaños, procedentes de los distintos espacios de las tres franjas de la fachada. Como material se usó piedra arenisca local del tipo Médol, estucada y pintada.
NINFEO
Los equipamientos del teatro romano de Tárraco se completaban con la existencia de un ninfeo o una fuente monumental cuyos restos arqueológicos pueden apreciarse en la actualidad. El ninfeo alojaría, al margen de una fuente, una fachada de pilastras, un estanque de agua, una zona ajardinada decorada con cráteras monumentales de mármol. Este espacio abierto dispondría de nichos y exedras en las que se situarían esculturas y otros elementos decorativos. Se trataría de un lugar dedicado al descanso, el paseo y el ocio de los asistentes a los espectáculos teatrales que ejemplifica el alto grado de sofisticación de la sociedad romana tarraconense.
TRIBUNAS
Pese a que no se han conservado las dos tribunas situadas sobre las puertas laterales de acceso a la orchestra, la recuperación de un fragmento de inscripción sobre una pilastra, en una de las esquinas, con el texto IMP(eratore) CAE[ARE—], nos permite restituir de forma hipotética parte de una gran tabula (rótulo) que coronaba uno de estos accesos delante de la tribuna del teatro. Esta pieza, así pues, ilustra las fórmulas arquitectónicas y epigráficas que se desarrollaron en la construcción del teatro de Tárraco.
MUROS RADIALES
En una intervención arqueológica realizada en la calle Caputxins en los años 1985 y 1988 se documentaron tres muros, hoy en día visibles, pertenecientes al teatro. Se trata de la cimentación de la fachada exterior del edificio, sustentada sobre un criptopórtico o galería anular constituida por diversos muros radiales. A partir de estos datos, aunque dispersos, los arqueólogos han podido restituir la planta completa del teatro de Tárraco, definiendo su extensión y caracterización material.
RESTOS CONSERVADOS
La parte que mejor se conserva del teatro de Tárraco es la perteneciente a la orchestra, el semicírculo frente al escenario de 20,50 m de diámetro que realizaba la función de distribuidor central de los elementos característicos del edificio público. A su alrededor se conservan en la actualidad parte de las cinco primeras gradas, cubiertas de placa de mármol y atravesadas por tres escaleras radiales. Gracias al estudio de los restos arquitectónicos y fotografías de principios del siglo XX, los arqueólogos han podido restituir la fisonomía original de esta parte del teatro.
VELUM
Con el objetivo de que los espectadores del teatro no padecieran las inclemencias del sol, se disponía un velum que cubría el graderío del público. El velum, un entramado de toldos que quedaban fijado en la parte superior del edificio, era generalmente desplegado por marineros especializados en el manejo de mástiles y cuerdas. La presencia del velum, bien documentada en otros edificios de espectáculos de la geografía del imperio romano, muestra el alto grado de sofisticación técnica adscrita a estas monumentales construcciones.