EL TERRITORIO
El campo, el mundo rural, al igual que la ciudad, obedecía a una estricta organización y gestión en el mundo romano. En el caso de Tárraco, los arqueólogos han podido identificar una red de parcelas ortogonales que se extendían por el territorio (ager Tarraconensis). Cada lote de estas parcelas debió de ser entregado a miembros del ejército a fin de que se retiraran y se instalaran como colonos en la región, potenciando las actividades agrícolas e incentivando el comercio. Villas, granjas, puentes, señalizaciones, calzadas… jalonaban este paisaje rural parcelado.
VIA AUGUSTA
Si bien el dicho anuncia que “todos los caminos llevan a Roma”, se podría afirmar que todos los caminos llevan a Tárraco. En la encrucijada del principal camino del occidente romano, la Via Augusta, entre Cádiz y Roma, Tárraco se benefició de ser el epicentro de una densa red de caminos en Hispania. Comerciantes con sus mercancías, el ejército y viajeros de todo tipo tuvieron que pasar necesariamente por un importante nudo de la Via Augusta como era Tárraco.
TORRE DE LOS ESCIPIONES
En un excelente estado de conservación, la denominada torre de los Escipiones es en realidad un mausoleo turriforme monumental. La estructura, que estaría rematada en una cubierta piramidal, pintada y decorada con relieves todavía hoy visibles, alojaría el enterramiento de un importante miembro de la sociedad tarraconense. Su situación junto a la Via Augusta responde a la legislación romana que prohibía enterrar dentro de las ciudades.
ARCO DE BERÀ
Presidiendo el paso de la Via Augusta, se erige el arco de Berà. Se trata de un arco honorífico de dimensiones considerables que ha sido reformado y transformado a lo largo del tiempo. El arco posee un epígrafe laudatorio cuya dedicatoria hace referencia a Lucius Licinius Sura, un miembro de la élite tarraconense originario de Celsa (Aragón) que contó con el apoyo imperial para erigirlo. Este tipo de arcos tenía un valor sagrado y se construían en lugares relevantes, como los límites de dos propiedades, la existencia de un puente o un río, etc.
ACUEDUCTO DE LES FERRERES
En época de Augusto se erigió un complejo entramado de canalizaciones en la roca natural y acueductos que permitían suministrar de agua a la ciudad de Tárraco. El acueducto de les Ferreres o del Diablo constituye uno de los restos más monumentales de estos equipamientos hidráulicos. Por encima de los tres niveles de arcadas, un canal facilitaba el paso del agua a la civitas, la solidez de su construcción remite a la más sofisticada ingeniería en época romana.
CENTCELLES
El complejo tardorromano de Centcelles constituye uno de los edificios mejor conservados de la última centuria de dominación romana en Hispania (s. IV d. C.). Su excepcional mosaico en la cúpula central, con complejas escenas de caza alternadas con escenas bíblicas, ilustra el progresivo ascenso del cristianismo en paralelo con el mantenimiento de usos y costumbres paganos. La monumentalidad de sus salas de representación, de banquetes, sus termas y las distintas aulas contrasta con la más variada adscripción funcional: desde mausoleo imperial a villa áulica suburbana, pasando por la de campamento militar.
ELS MUNTS
La villa de Els Munts representa el ejemplo mejor conservado de residencia rural aristocrática asociada a espacios productivos, como la agricultura y el cultivo de la vid o el aceite. Conociendo a su propietario, Lucius Licinius Sura, amigo personal del emperador Trajano, sabemos que la extensa villa estaba vinculada al más próximo círculo del consistorio imperial y que albergaba exóticas salas de banquetes con fuentes, termas, jardines porticados y habitaciones ricamente ornamentadas con pinturas i relieves.